jueves, 30 de marzo de 2017

En tus manos


"Padre mío, me abandono a ti; haz de mí lo que quieras:
por todo te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo, todo lo acepto con tal que tu voluntad 
se haga en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi alma entre tus manos, te la doy Dios mío, 
con todo el amor de mi corazón, 
porque te amo y es para mí una necesidad de amor el darme, 
el entregarme en tus manos sin medida con infinita confianza, 
porque tú eres mi Padre" (Charles de Foucauld)

Repite, suavemente, cada una de estas palabras: "Haz de mí lo que quieras..."
¡Saborea tu gratitud! "Por todo te doy gracias..."
Vive en la disponibilidad y dile con amor: "Estoy dispuesto a todo".
Porque, en realidad, todo lo aceptas "... con tal que su voluntad se cumpla en ti y en todas sus criaturas".
Amas tanto su voluntad que llegarás a decir con valentía al Señor: "No deseo nada más, Dios mío".
Desde el día que decidiste seguirle, pusiste tu vida en sus manos.

Por eso, en esta Cuaresma, dile al Señor: "Pongo mi alma entre tus manos. Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón porque te amo y es para mí una necesidad de amor el darme, el entregarme en tus manos sin medida, con infinita confianza... porque tú eres mi Padre".

No tengas miedo. Ten fe. Abandónate en la confianza. 
Vive en la alegría de sentirte amado. 
Ten paz. Vive en su paz. Entra en el silencio y en la escucha. Ora, ora sin cesar.
Entra en el secreto de tu corazón, allí donde Dios habla con mayor suavidad y dulzura, y escucha su palabra. 
Deja que Él obre en tu vida, déjale modelarte, no temas ponerte en sus manos y abandonarte a su amor...

¡Buen camino hacia la Pascua!


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