lunes, 28 de noviembre de 2016

Aviva el deseo - Adviento 2016

   La Iglesia es madre y, como tal, está siempre preocupada y ocupada en cuidar de nosotros, sus hijos. Acabamos de comenzar un nuevo Año litúrgico y, ¿cuáles son las primeras palabras que pone en nuestra boca? “Señor, AVIVA EN TUS FIELES…EL DESEO de salir al encuentro de Cristo que viene”.
   Imagino que esta oración tiene varias décadas pero se ve que desde siempre las personas tendemos a dejarnos vencer por el tedio y la rutina. Y la Iglesia, que por ser madre se da cuenta lo que piensan y sienten sus hijos antes que ellos mismos, pone en nuestros labios esta primera súplica: “aviva el deseo”.
   Quizá el gran problema de nuestra sociedad no sea ni el secularismo ni el anticlericalismo, ni la política ni las revoluciones, sino el pasotismo, el hastío, el haber perdido (consciente o inconscientemente) el anhelo, EL DESEO, de aquello que da sentido a nuestra vida. Mejor dicho, de AQUEL que da sentido a nuestra vida.
   Por eso, ¡qué mejor forma de comenzar este nuevo Año litúrgico pidiendo al Dios de la misericordia que avive en nosotros el deseo; que no repitamos como loros oraciones y rezos sino que con una mirada, con un silencio, quizá hasta con una lágrima de desesperación podamos implorar: “Te necesitamos, Señor, te deseamos, no podemos estar sin ti”!
   Es entonces cuando el “Ven Señor Jesús” que cantaremos, recitaremos y rezaremos por doquier cobrará nueva fuerza y verdadero sentido. Sobre todo porque la Iglesia (sí, nuestra madre que lo sabe antes de que lo pensemos) nos da la garantía: “…aviva en tus fieles el deseo de salir al encuentro de Cristo QUE VIENE”.
   Lo sintamos o no, lo supliquemos o no, estemos llenos de esperanza o sintiéndonos tristes y vacíos… ÉL VIENE, está viniendo, está esperando una puerta abierta. ¿Qué tal si nos atrevemos a abrir una rendija de nuestro corazón para ver si está ahí afuera, sonriente y sereno, exultante al ver que lo estábamos esperando… ¡Feliz Adviento!

MMYC’16




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