Señor Jesús, Peregrino del Sagrario,
estamos a punto de comenzar nuestra peregrinación a Roma.
Gracias por esta oportunidad de vivir
la canonización de Don Manuel en primera persona,
en el aquí y en el ahora del reconocimiento oficial de su santidad.
Gracias por lo que me quieras regalar,
gracias por poder llevar mi maleta llena de nombres e intenciones
de los que, aún deseándolo infinitamente más que yo,
no van a poder viajar. Allí estarán conmigo.
Gracias porque las dificultades que se han presentado
me han hecho replantearme cuál es lo esencial de este camino,
la meta y el objetivo principal de esta peregrinación.
Gracias por aquello que me ayuda a resituarme,
aunque me duela, antes de comenzar el camino,
a distinguir lo importante de lo esencial,
te pido que el “no era lo que esperábamos”
no me impida ser testigo de tu presencia en medio nuestro.
Dame, Señor, un corazón de peregrino
que se pone en camino con ilusión y con confianza en Dios sobre todas las cosas,
un corazón que sepa acoger con paz las dificultades que se presenten;
dame un corazón abierto que sepa disfrutar del regalo
de haber recibido esta vocación eucarística como miembro de una gran familia,
dame un corazón atento a las necesidades de quien camina a mi lado.
Dame, Señor, un corazón eucarístico,
capaz de hacer de este momento una acción de gracias continua,
de darme y darlo todo por el bien de los que me acompañan
y de ofrecer este sacrificio como alabanza y gloria de tu nombre.
Hoy, en el día Nuestra Señora del Pilar
que se apareció a Santiago para darle ánimo en su peregrinar,
te pido, por su intercesión,
“fortaleza en la fe, seguridad en la esperanza y constancia en el amor”.
Amén.
(M.E.N.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario